Maman lo perdió todo cuando estalló la guerra: su nombre, su trabajo y su esposo. Ahora trabaja como taxista y vive con sus tres hijos en un pequeño apartamento. Para poder ejercer su autoridad maternal, decide mantener a sus hijos alejados los unos de los otros, y por supuesto de una parcela de tierra de la cual es propietaria. Justo cuando se libra de la esposa de su hijo menor, su otro hijo decide casarse con una de sus compañeras. La historia se desarrolla así en dos mundos paralelos: en el mundo real y en el mundo recreado en el guion cinematográfico que su hijo menor está escribiendo.