El campesino y revolucionario zapatista Simón Blanco sigue en armas aunque Zapata ya ha muerto. Simón acompañado de su lugarteniente Andrés visita en su pueblo a su madre, a su novia Natalia y a sus numerosas comadres. El cacique Onésimo y su hermano el comisario Marcial le ponen emboscadas pero él las elude. Un licenciado capitalino convence a Simón de deponer las armas pues el gobierno hará el reparto ejidal. El comisario posee muchas tierras con prestanombres y se casa con Natalia chantajeando a su padre. Simón se embriaga. Al morir el padre, Marcial encierra a Natalia y el cacique despoja a un compadre de Simón y luego lo manda matar. Natalia huye al lado de Simón y se embaraza. El hijo del cacique reclama a éste su proceder y se vuelve guerrillero. El cacique rapta a un ahijado de Simón para obligar al padre de éste a tender una trampa al guerrillero, que es acribillado en un bautizo, pero los villanos también mueren.