Emre no denuncia la agresión sexual que sufre Gülizar, su prometida, en una parada de autobús durante su tránsito de Turquía, su tierra natal, a Kosovo. Los preparativos de la boda se convierten poco a poco en un periplo claustrofóbico y mudo, porque Gülizar sospecha que el agresor está entre los invitados. El resquemor de su silencio la abrasa tanto a ella como al amor que siente por Emre.