Ramón cuida del cementerio. Pasa su vida entre aquellos que no la tienen. Su rutina se rompe cuando conoce a Sole, la florista que ha venido a encargarse del puesto el día de Todos los Santos. Con la excusa de comprar flores, Ramón vuelve una y otra vez a verla, sin darse cuenta de que algo está cambiando en el cementerio y también en él.